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¿Quién es Lorac?

Cuando lo conozcas, pensarás que no es más que un muchacho que a duras penas vive en una barca. Pero si profundizas un poco descubrirás que Lorac es la voz del océano; el chico que el mar adoptó y que se convierte en un héroe inesperado.

También es el protagonista de la novela que lleva su mismo nombre.

¿De qué va la novela?

Averígualo clicando aquí.

¿Qué ofrece Lorac?

Una conmovedora historia cargada de toques de humor y acción que tiene un gran propósito:

Desvelar un mundo invisible para muchos, hermoso, ingenioso, conectado con la Tierra y sin fronteras. Desde la superficie hasta el fondo, Lorac nos sumerge en un relato que reaviva nuestra pasión por la naturaleza y nos recuerda lo importantes que somos todos. Si el océano pudiera enviarnos un mensaje, ¿cuál sería?

El origen de Lorac

La idea nació en abril de 2017 mientras Neus Figueras preparaba el borrador de un proyecto de restauración de corales que presentaría a la ONG Project Manaia.

Boulder Island, archipiélago de Mergui, Myanmar, 2017

Dos meses más tarde, Project Manaia le anunció que su propuesta había sido seleccionada y Neus aceptó la oportunidad que le brindaron: desarrollar su proyecto en una isla virgen de Myanmar.

Desde ese momento, comenzó una carrera trepidante con el fin de tenerlo todo listo para la siguiente estación seca: recopilación de datos científicos, planificación, reunir al mejor equipo humano posible, solventar los requisitos técnicos, contactar con varios expertos, lidiar con trámites administrativos, etc.

Primer manuscrito de Lorac terminado, febrero de 2019

Mientras el hemisferio lógico del cerebro de Neus iba a toda máquina, el hemisferio creativo no se quedó corto: la trama de Lorac se tejió durante ese verano y antes de que Neus pusiera un pie en la isla, ya se había convertido en una sólida estructura de tres partes que comprendía el inicio, el fin y los sucesos principales de la novela.

El proyecto comenzó en octubre con el estudio y evaluación de los arrecifes de coral alrededor de Boulder Island, y continuó con la construcción de arrecifes artificiales* y guarderías de corales*. Entre inmersión e inmersión, Neus creó la atmósfera de la novela leyendo libros sobre los indígenas del archipiélago de Mergui, estudiando los animales y las plantas de la isla y de sus aguas circundantes, y viviendo en una modesta cabaña junto a la playa y la selva. Escribió las primeras líneas de la novela poco antes de navidad.

El trabajo subacuático terminó en enero de 2018 y como a partir de entonces sólo requería de un mantenimiento ocasional, llegó el momento perfecto para escribir.

De esta manera ―primero en la isla y más tarde en los sitios a los que su autora se trasladó por motivos de trabajo―, la historia de Lorac creció lenta pero sin pausa, igual que los corales:

En octubre de 2018, sin embargo, Neus sintió que necesitaba tomarse un año sabático para trabajar en la novela a tiempo completo. Así, Lorac avanzó más rápido y como toda historia bien elaborada, cobró vida propia.

En octubre de 2019, se publicó la novela.

*Los arrecifes artificiales ofrecen un sustrato inicial para que se establezcan nuevos corales con el objetivo de que, con los años, crezcan y se reproduzcan hasta restaurar el área degradada en la que se ubican dichos arrecifes artificiales.

Las guarderías de corales implican una primera etapa en la que se recolectan pequeñas porciones de colonias de coral salvaje y se subdividen en fragmentos más pequeños que se crían en estructuras artificiales llamadas guarderías (Rinkevich 1995, 2000). Una guardería elevada del fondo marino tiene menos probabilidades de sufrir depredación y competencia, recibe mejor circulación de agua, y por lo tanto, tiene una tasa de supervivencia por lo general más alta. De esta manera, los corales pueden crecer más rápido y una vez que alcanzan un cierto tamaño, se trasplantan al arrecife (Lirman et al., 2010). Si los fragmentos que están en la guardería provienen de colonias especialmente resistentes (por ejemplo, corales que hayan sobrevivido en condiciones adversas), entonces se convierten en «supercorales» que aumentarán las posibilidades de supervivencia del arrecife.

Nota: Estas técnicas solo funcionan si las condiciones ambientales son favorables. Cada caso de posible restauración ecológica debe ser supervisado por un científico ya que requiere un estudio previo, un enfoque que tenga en cuenta la biodiversidad del arrecife en particular, y un monitoreo posterior.

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